23 de marzo de 2009

El Real Madrid de la remontada


Tan sólo seis puntos separan a los dos colosos de la Liga española en este inesperadamente apretado final de temporada. Como ocurrió hace dos temporadas, con Fabio Capello en el banquillo, el equipo blanco debe aunar todos sus esfuerzos para dar caza a uno de los mejores Barcelona de los últimos años. Nadie pensaba que después de la implosión de principio de temporada, la salida de Schuster, la espantada forzada de Calderón, entre otros muchos problemas, el equipo madridista estuviera a estas alturas en disposición de plantar cara al equipo de Pep Guardiola. Pero si hay un valor perenne a la impoluta zamarra blanca ese es el de la constancia y el espíritu de superación.

Y para intentar conseguir esta proeza, desde Sobrevolando el Bernabéu ofrecemos la alineación que, a nuestro parecer, es la más adecuada. Juande Ramos debería apostar por un 4-3-3 con variantes, algo diferenciado al que Guardiola pone en liza en el Barcelona, básicamente porque el Madrid no dispone ni de lejos de los recursos del equipo blaugrana. En portería, indiscutiblemente, Iker Casillas. La defensa de cuatro atrás la conformarían Heinze en el lateral izquierdo, Sergio Ramos en el derecho, con Pepe y Cannavaro como pareja de centrales. Una defensa que la temporada pasada demostró que en forma puede ofrecer unos óptimos resultados, pero que sin embargo no ha rendido a un nivel muy alto en la presente campaña. Sergio Ramos debe ser el lateral que más se proyecte ofensivamente, dadas sus características físicas y técnicas, para intentar ocupar una banda derecha huérfana. Heinze debe ser el que guarde atrás la posición. La pareja Pepe - Cannavaro es una de las mejores de Europa. El italiano ofrece, a pesar de su edad, unas garantías aún bastante fiables, mientras que Pepe se ha convertido con su buen hacer en uno de los mejores centrales del mundo, salvando sus ocasionales errores de concentración.

El centro del campo, el pilar del fútbol moderno, estaría ocupado por Lass, Gago y Sneijder. En un hipotético doble pivote formado por Lass y Gago, el equipo sufriría poco atrás. El francés se ha afianzado en esa posición, a raíz de su buen hacer defensivo y de contención. Gago ha tenido fases bastante lúcidas esta temporada. Es un jugador que, en forma, está perfectamente capacitado para llevar la manija del equipo, aunque quizás el Real Madrid le venga aún algo grande. Delante de ambos y ocupando la posición donde mejor rinde, tendríamos a Sneijder. El menudo holandés ha tenido una temporada de altibajos, aunque en los últimos partidos ha recuperado parte de su mejor versión, que encandiló al Bernabéu la temporada pasada. Junto a Gago, formarían la correa de transmisión ofensiva del equipo blanco. Se trata, en líneas generales, de un centro del campo compacto, sólido, solidario y que no escatima en recursos ofensivos.

La delantera estaría formada por los tres jugadores que indiscutiblemente más han demostrado en lo que llevamos de temporada. Ocupando su banda originaria, la izquierda, estaría Robben. Esta temporada ha dejado atrás sus habituales problemas físicos y ha demostrado ser un jugador exquisito, con una facilidad para el desborde verdaderamente asombrosa, cuyo único defecto es pecar en ocasiones de individualismo. Higuaín se ha consagrado esta temporada. En Liga, sin jugar una barbaridad de minutos como el mito viviente Raúl, ha tenido unas buenas cifras de goles. Junto a Robben, aportaría movilidad, desparpajo y una lucha y competitividad inherente a su capacidad futbolística. En la punta de lanza estaría Huntelaar. Arrastró las dudas del público más rancio y octogenario del Bernabéu, obnubilado por su ídolo Raul. Pero en las últimas semanas está ofreciendo un rendimiento magnífico, haciendo olvidar al gran Van Nistelrooy. Tiene una infinidad de movimientos útiles sin balón, participa poco, pero es un “killer” a la antigua usanza.

11 de marzo de 2009

Retrato de la mediocridad



Cinco años sin superar una eliminatoria de octavos de final de la Copa de Europa es un castigo demasiado duro, que no inmerecido, para todo un Real Madrid. El partido de ayer ante el Liverpool del “camarero gordo español” Rafael Benítez, uno de los mejores entrenadores del mundo, certificó nuestro nivel actual en Europa. Un partido que, por su desarrollo y su contundente resultado final, debería significar una profunda catarsis en el equipo de Concha Espina. El 4 a 0 de los de Gerrard y compañía reflejó de forma cristalina que es necesario configurar un modelo de gestión, de organización deportiva e institucional diferente a la actual, si queremos seguir siendo el equipo más laureado de la historia del fútbol. Un resultado para la historia, que deja aún más rebozado por el suelo el escudo del que fue en otros tiempos no muy lejanos el mejor equipo del mundo. Se ha escenificado el fracaso social y colectivo delante del planeta fútbol. El fracaso de una entidad a la deriva, de un banquillo que parece la silla eléctrica, de una institución deportiva donde no hay proyectos y donde ingentes cantidades de dinero se han invertido en remozar el cubo de la basura.

Acerca de lo que ocurrió sobre el tapete de Anfield anoche no queda mucho más que decir. Benítez barrió futbolística y tácticamente al Real Madrid de Juande Ramos “Futbal is a pley”. Los reds salieron con un nivel físico fulgurante, que arrolló a los blancos en los primeros treinta minutos. Presionaron cada metro cuadrado del terreno de juego con inteligencia, aelantaron la defensa para hacer jugar al Madrid en 20 metros y salieron con una fuerza y una velocidad tremendas a la hora de atacar. Lanzados por un delantero moderno de nivel mundial como Torres y aderezados por un Gerard que jugo cuánto y cómo quiso, acabaron con una facilidad vergonzante con la fútil respuesta de un calamitoso Real Madrid. No es cuestión baladí que en el global del partido, los jugadores del Liverpool corrieron 5 kilómetros más que los madridistas.

La bazofia balompédica que se dio cita ayer en Liverpool no es más que el producto de una directiva de chirigota y de una prensa afín repleta de estómagos agradecidos carentes de capacidad crítica. Pero también de un capitán, Raúl González, de excesiva capacidad de decisión en el área deportiva y poca utilidad deportiva y de una afición aborregada y sodomizada que actúa al dictamen de la prensa, esa sucia prensa deportiva de Madrid. Porque el Real Madrid actual no es más que el refugio de antiguas leyendas pasadas de rosca asalariados de forma desorbitada (véase Raúl, Guti y Salgado), no es más que un equipo que basa su política deportiva en los caprichos de un jugador que busca engordar sus estadísticas personales. En resumen, un equipo con una planificación deportiva nula, sin plan, con un sólo estratega: el eterno capitán.

El Liverpool son cinco años de Benitez tomando decisiones correctas. El Real Madrid cinco años de verbena con cinco presidentes, siete entrenadores y Raúl, perenne, por encima de todos y de todo. En el Liverpool prima el sentimiento, pero sobre todo el sentido de lucro e interés de sus propietarios. El interés, lo que mueve el mundo, se transmite a través de Benítez en ambición y competitividad. Un equipo compacto, sólido y moderno que lleva más de cinco años entre los ocho mejores equipos de Europa. En el Madrid prima, sin embargo, el descontrol, las titularidades impuestas, la persecución a futbolistas por parte de periodistas amorales que funcionan por el método del amiguismo, los chanchullos presidenciales… De mejor equipo del siglo XXI a casa de mujeres de la calle comandada por un presidente proveniente de la ilegalidad absoluta, por un exfutbolista multimillonario que maneja con su mano negra el cotarro y por un conjunto de periodistas chupatintas tan grises como Inda, Relaño, Roncero, Lama y compañía.