11 de marzo de 2009

Retrato de la mediocridad



Cinco años sin superar una eliminatoria de octavos de final de la Copa de Europa es un castigo demasiado duro, que no inmerecido, para todo un Real Madrid. El partido de ayer ante el Liverpool del “camarero gordo español” Rafael Benítez, uno de los mejores entrenadores del mundo, certificó nuestro nivel actual en Europa. Un partido que, por su desarrollo y su contundente resultado final, debería significar una profunda catarsis en el equipo de Concha Espina. El 4 a 0 de los de Gerrard y compañía reflejó de forma cristalina que es necesario configurar un modelo de gestión, de organización deportiva e institucional diferente a la actual, si queremos seguir siendo el equipo más laureado de la historia del fútbol. Un resultado para la historia, que deja aún más rebozado por el suelo el escudo del que fue en otros tiempos no muy lejanos el mejor equipo del mundo. Se ha escenificado el fracaso social y colectivo delante del planeta fútbol. El fracaso de una entidad a la deriva, de un banquillo que parece la silla eléctrica, de una institución deportiva donde no hay proyectos y donde ingentes cantidades de dinero se han invertido en remozar el cubo de la basura.

Acerca de lo que ocurrió sobre el tapete de Anfield anoche no queda mucho más que decir. Benítez barrió futbolística y tácticamente al Real Madrid de Juande Ramos “Futbal is a pley”. Los reds salieron con un nivel físico fulgurante, que arrolló a los blancos en los primeros treinta minutos. Presionaron cada metro cuadrado del terreno de juego con inteligencia, aelantaron la defensa para hacer jugar al Madrid en 20 metros y salieron con una fuerza y una velocidad tremendas a la hora de atacar. Lanzados por un delantero moderno de nivel mundial como Torres y aderezados por un Gerard que jugo cuánto y cómo quiso, acabaron con una facilidad vergonzante con la fútil respuesta de un calamitoso Real Madrid. No es cuestión baladí que en el global del partido, los jugadores del Liverpool corrieron 5 kilómetros más que los madridistas.

La bazofia balompédica que se dio cita ayer en Liverpool no es más que el producto de una directiva de chirigota y de una prensa afín repleta de estómagos agradecidos carentes de capacidad crítica. Pero también de un capitán, Raúl González, de excesiva capacidad de decisión en el área deportiva y poca utilidad deportiva y de una afición aborregada y sodomizada que actúa al dictamen de la prensa, esa sucia prensa deportiva de Madrid. Porque el Real Madrid actual no es más que el refugio de antiguas leyendas pasadas de rosca asalariados de forma desorbitada (véase Raúl, Guti y Salgado), no es más que un equipo que basa su política deportiva en los caprichos de un jugador que busca engordar sus estadísticas personales. En resumen, un equipo con una planificación deportiva nula, sin plan, con un sólo estratega: el eterno capitán.

El Liverpool son cinco años de Benitez tomando decisiones correctas. El Real Madrid cinco años de verbena con cinco presidentes, siete entrenadores y Raúl, perenne, por encima de todos y de todo. En el Liverpool prima el sentimiento, pero sobre todo el sentido de lucro e interés de sus propietarios. El interés, lo que mueve el mundo, se transmite a través de Benítez en ambición y competitividad. Un equipo compacto, sólido y moderno que lleva más de cinco años entre los ocho mejores equipos de Europa. En el Madrid prima, sin embargo, el descontrol, las titularidades impuestas, la persecución a futbolistas por parte de periodistas amorales que funcionan por el método del amiguismo, los chanchullos presidenciales… De mejor equipo del siglo XXI a casa de mujeres de la calle comandada por un presidente proveniente de la ilegalidad absoluta, por un exfutbolista multimillonario que maneja con su mano negra el cotarro y por un conjunto de periodistas chupatintas tan grises como Inda, Relaño, Roncero, Lama y compañía.

1 comentario:

  1. tu relato pierde credibilidad por tu ataque sistematico a determinado jugador. estas haciendo algo de lo que criticas constantemente, tan penoso es alabar porque sí a un jugador, como criticarlo si o si.
    creo que el otro dia en Anfield no se perdio por Raúl, sino porque no hay equilibro en el sistema; y porque el entrenador hace las alineaciones con la videoconsola...

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